miércoles, 19 de febrero de 2014

Empresa Familiar, Economía y Escuela Austriaca


Como no podía ser de otro modo, es hora de ya de dedicar una entrada al nombre de nuestro blog “Empresas Familiares y Economía”. Y quiero hacerlo a través de las palabras que el Doctor Jesús Huerta de Soto ofrece a las familias empresarias en su estímulo porque éstas se adentren en el conocimiento de la Economía. Y la mejor forma de hacerlo es compartiendo con vosotros el Prólogo que escribió para nuestro libro “LA EDUCACIÓN ECONÓMICA DE LAS EMPRESAS FAMILIARES. Desde la perspectiva de la Escuela Austriaca de Economía”. Libro que os invito a leer pues está escrito por prestigiosos economistas españoles y argentinos, los cuales comparten de manera complementaria su interés por la docencia, la investigación y el asesoramiento empresarial.

Os dejo con el Doctor Jesús Huerta de Soto.

Fernando Nogales



El presente libro que tiene en sus manos es tal vez el primer libro que se escribe sobre formación económica desde la perspectiva de la Escuela de Economía Austriaca dirigido a familias empresarias.

Las empresas familiares por su idiosincrasia innata comparten con la Escuela de Economía Austriaca muchos de sus principios teóricos. Para comenzar, la familia es vista como institución social emprendedora; su concepto y actitud hacia el ahorro es valorado como base fundamental de toda económica real; su apuesta por el largo plazo permite crear estructuras y dinámicas económicas más estables; por su propia mentalidad tiende en sus relaciones tanto familiares como empresariales a buscar modelos espontáneos de cooperación social alejados de intervencionismos públicos; otro tanto puede decirse de su apuesta por los mercados libres como escenarios idóneos para hacer sus intercambios comerciales; les gusta respetar los contratos y cumplir la palabra dada; tienden a utilizar los recursos propios como medios de capital para producir más riqueza; respetan y defienden la propiedad privada; etc.

Sabemos también que las empresas familiares soportan y resisten mucho mejor las crisis económicas, pues están menos endeudadas; tienen un trato más directo y personalizado con sus mercados clientes con los cuales hay una fidelidad mutua que les permite una más rápida adaptación en las recesiones económicas; incluso en dichas crisis económicas sus reestructuraciones de personal son mínimas comparadas con las empresas no familiares. ¿Alguien se imagina en la actual recesión económica en Europa y en España, cuáles serían las consecuencias sociales sin la existencia de las empresas familiares?

Sin embargo, se da la paradoja de que el modo que tienen de entender las empresas familiares las dinámicas productivas y de la economía, justamente están en las antípodas de las que se enseñan en la mayoría de la Facultades de Empresariales y de Económicas actuales. Hoy el mainstream académico es absolutamente Keynesiano. Para empezar, no cree en la iniciativa emprendedora, más aún, estigmatiza la figura del empresario; en vez de incentivar el ahorro como base de un consumo o inversión sana, incentiva el endeudamiento; entiende el funcionamiento de los mercados como escenarios que han de ser fuertemente intervenidos por los gobiernos, como única forma de garantizar su normal funcionamiento, pues para dichos gobiernos, sólo existen los “fallos del mercado”, nunca existen “fallos del estado”; etc.

Pero en los países en los que se han ido imponiendo académicamente estas teorías económicas, las consecuencias están a la vista. Una fortísima caída del espíritu empresarial; altas tasas de paro; aumento imparable de los impuestos; elevados índices de deuda tanto privada como pública; ciclos económicos auge-recesión cada vez más frecuentes e intensos, lo que provoca ingentes quiebras de empresas incapaces de prever sus causas y consecuencias; etc.

Con este modelo económicos keynesiano no pocos empresarios familiares han visto como sus hijos se iban desmotivando por la continuidad de la empresa familiar. En unos casos por pura estigmatización ideológica de la figura del empresario transmitida desde la infancia en la educación pública; en otros, por las altas tasas impositivas que frenan mayores esfuerzos; en otros casos por las permanentes reglamentaciones abusivas y no pocas veces contradictorias que aumentan artificialmente los costes de producción; etc., los hijos acabaron creyendo que era mejor buscar un empleo  en la Administración Pública. Ahora esos hijos ni están preparados para trabajar en sus empresas, ni el estado les aporta esos empleos.

Necesitamos con urgencia modelos económicos menos intervenidos, que permitan que en la sociedad surja el espíritu empresarial; la motivación por el  beneficio como medio más eficaz para seguir invirtiendo; necesitamos que los mercados vuelvan a ser libres para que adecuen la oferta a la demanda, la más eficaz fórmula de coordinación social desde el respeto a las libertades individuales; etc. En una palabra, necesitamos las suficientes condiciones de libertad individual y de calidad institucional para que emerjan, no sólo los generadores de riqueza (los empresarios), también la riqueza, creatividad y, deseos de cooperación e intercambio que todo ser humano llevamos dentro.

La Escuela de Economía Austriaca, parte de la idea de que en la acción humana está la base de todo objetivo de mejora (nos movemos para mejorar en algo una situación dada); que en dichos objetivos de mejora reside la impronta emprendedora existente en todo ser humano; la cual, cuando se dan las suficientes condiciones de libertad de mercado en ellos emergen los espontáneos deseos de cooperación y coordinación social. La empresa, el mercado, la familia, el dinero, la propiedad privada, los acuerdos libres convertidos en leyes, etc. son instituciones sociales resultado de ese libre interaccionar de los individuos, las cuales han llegado hasta nosotros porque han demostrado ser  más eficaces en proporcionar de manera pacífica respuesta económica a las ingentes necesidades humanas. La clave, por tanto, para medir la salud de una economía, reside en el protagonismo que en ella tienen directamente las personas que actúan; pues son las personas las que mejor conocimiento tienen de sus necesidades reales y quieren sentirse libres para encontrar sus propias soluciones.

Las empresas familiares por su propia idiosincrasia llevan muchas décadas nadando contracorriente, y sin embargo tienen todo el derecho a sentirse orgullosas de su proceder… y de saber que existen teorías y escuelas económicas  (muy en concreto la Escuela de Economía Austriaca), que tienen articulado, conceptual y metodológicamente, los modelos económicos con los que las familias empresarias, sin saberlo, intuitivamente fundaron y engrandecieron sus empresas familiares.

Por tanto, animo a todas las familias empresarias a leer con sumo interés el libro que tiene en sus manos.

Jesús Huerta de Soto

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